La cebolla fresca es menos picante y más suave que las cebollas secas.
Son desinfectantes, por lo tanto comerlas sobre todo cruda, nos ayuda a protegernos contra las enfermedades infecciosas. De forma tópica combate la caspa y la caída del cabello, haciéndonos fricciones en la cabeza, con su jugo frecuentemente. También es muy buena para todas las afecciones respiratorias, cuando tenemos tos, catarro, resfriado, gripe, bronquitis.
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